¡En qué desastre está nuestro sistema escolar!
La decisión de despedir o no a la superintendente de las escuelas del condado de Memphis-Shelby, Marie Feagins, ha suscitado opiniones apasionadas y acalorados debates, pero la pregunta más amplia que debemos afrontar no se trata de un individuo, sino de cómo nosotros, como comunidad, podemos unirnos para mejorar nuestras escuelas en beneficio de todos los niños de Memphis.
Comencemos con los hechos honestos y desnudos.
Casi el 25% de nuestros ciudadanos vive por debajo del umbral de pobreza. Para una familia de cuatro, esto representa $31,200 al año. Muchos de nuestros estudiantes enfrentan barreras que van mucho más allá del aula: inseguridad alimentaria, vivienda precaria y acceso limitado a la atención médica.
Estas realidades pesan mucho sobre nuestro sistema de educación pública, que tiene la tarea no sólo de enseñar matemáticas y lectura, sino también de servir como red de seguridad para miles de vidas.
Hay mucho en juego y las emociones están a flor de piel. Aun así, al hablar del futuro de Feagins, recordemos que esta decisión, si bien importante, es solo una parte de una conversación mucho más amplia.
Ya sea que se quede o se vaya, la cuestión más profunda sigue siendo: ¿cómo transformamos nuestras escuelas en lugares donde cada niño, independientemente de su código postal, tenga la oportunidad de prosperar?
Para lograrlo, debemos centrarnos en los problemas de raíz.
Las escuelas de Memphis se enfrentan a aulas sobrepobladas, docentes mal pagados, instalaciones obsoletas y una brecha persistente en el rendimiento académico. Estos son problemas sistémicos que requieren soluciones sistémicas.
Señalar con el dedo o dejar que la división predomine no resolverá estos problemas. Lo que sí los resolverá es un compromiso colectivo con la reforma, la innovación y la rendición de cuentas.

También necesitamos apoyar a los educadores y al personal que están en las trincheras todos los días, a menudo trabajando con recursos limitados.
Los docentes no pueden hacerlo solos. Necesitan clases más pequeñas, oportunidades de desarrollo profesional y una remuneración justa.
Nuestros estudiantes merecen edificios bien mantenidos, tecnología moderna y programas extraescolares que despierten su curiosidad y creatividad.
Lo más importante es la unidad.
Memphis no puede permitirse ser una ciudad definida por la mezquindad, el faccionalismo o las venganzas personales. No conozco a Feagins, pero si no es la persona indicada para el puesto, tomemos esa decisión con integridad y pensando en el bienestar de nuestros hijos.
Y reconozcamos también que un solo líder no puede resolver todos los problemas. Este es un problema comunitario que requiere una respuesta comunitaria.
Los padres, los maestros, los miembros de la junta escolar, los líderes religiosos, los dueños de negocios y los propios estudiantes tienen un papel que desempeñar.
Debemos exigir cuentas a nuestros líderes y al mismo tiempo ofrecerles apoyo.
Si no tiene hijos en nuestro sistema escolar, hable con amigos que sí los tengan o hable con un profesor para informarse sobre este tema.
Una actitud de "simplemente echémoslos" no nos llevará adonde necesitamos. Debemos abogar por políticas que prioricen la igualdad y la excelencia en la educación.
Y debemos abordar estos desafíos no con cinismo sino con esperanza, porque nuestros hijos no merecen menos.
No olvidemos lo que está en juego. El éxito de Memphis depende del éxito de nuestras escuelas.
Cada niño que se gradúa listo para la universidad, una carrera o el servicio comunitario representa un paso adelante para nuestra ciudad.
Cada docente que se siente apoyado e inspirado representa una luz para las generaciones futuras.
Cada familia que ve a su hijo prosperar representa una victoria para todos nosotros.
Así que, mientras se desarrolla el debate sobre el superintendente, mantengamos la atención donde debe estar: en los niños de Memphis. Ellos son nuestra mayor responsabilidad y nuestra mayor esperanza.
Elijamos construir y no derribar.
Elijamos la colaboración en lugar del conflicto.
Y recordemos que el futuro de Memphis no se está construyendo en las salas de juntas, sino en las aulas, un estudiante a la vez.
Lea la historia completa en Diario de Memphis.
El reverendo Dr. G. Scott Morris, MD, es fundador de Church Health y colaborador habitual de The Daily Memphian.
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