Como líderes, servimos bien a nuestra gente al comunicar claramente que la vacuna es el mejor preventivo que tenemos para COVID-19. Incluso con las vacunas que se administran en nuestra comunidad, los expertos en salud pública anticipan que aún tomará varios meses más para alcanzar la meta de vacunación. Por lo tanto, los líderes religiosos deben planificar sabiamente cómo deben reunirse las casas de culto de manera que continúen siendo conscientes de la salud y la seguridad.

Los mandatos de máscaras relajantes no significa que COVID-19 haya desaparecido. Significa que las herramientas que hemos estado usando para suprimirlo están funcionando, especialmente las vacunas. Las autoridades sanitarias siguen vigilando los números de casos. Debemos permanecer atentos, recordando que algunas características del culto aún presentan factores que favorecen la transmisión del virus si tenemos presentes un número significativo de personas no vacunadas. Esto incluye cantar, estar cerca de otros y espacios cerrados.

Los esfuerzos de salud pública para controlar la presencia continua del virus en nuestra comunidad incluyen la vacunación, las pruebas, el rastreo de contactos y la cuarentena de los contactos de las personas infectadas. La cooperación con los esfuerzos es fundamental. En última instancia, las vacunas son la forma más eficaz de mitigar el riesgo.

Cree un plan de comunicación que adopte y promueva las mejores prácticas de salud para las personas, incluida la permanencia en casa en caso de cualquier tipo de enfermedad. Aborde la información errónea directamente cuando tenga conocimiento de ella en su congregación. Brindar información precisa sobre las vacunas, incluido dónde y cómo recibirlas.

Vivir en el llamado de amarnos unos a otros y a nuestro prójimo mientras pasa el COVID-19 demostrará que somos el pueblo de Dios.